sábado, 29 de enero de 2011

POR LA IDENTIDAD DE LAS IMÁGENES - 1996


Para Guillermo, Damiana y a los míos.





Dadme un verano solamente y un otoño
Para que el canto me madure. - ¡Oh poderosas!-
Cuando se sacie de estos juegos,
Más conforme el corazón podrá morírseme en el pecho.

FRIEDRICH HÖLDERLIN








DIÁLOGO EN EL SILENCIO







POR LA IDENTIDAD DE LAS IMÁGENES

“Ya los animales, sagaces advierten
que en el mundo no estamos
como en nuestra casa.”

RAINER MARIA RILKE

a Feli.


¿Quién me escucharía en tal soledad de oscura morada
si llamo de súbito tu gesto? Pero yo te escribo.
Te escribo desde mi oscura cueva
desde Lesbos
desde cualquier sitio

Allí
Paciente
Cuentos las hierbas
mis sueños no encontrados en su sitio,
y me consumo
en una fiebre jamás conocido por humano.
¿Quíén me escucharía en tal soledad de oscura morada
si llamo de súbito tu gesto? Pero yo te escribo.
Te escribo desde mi soledad
de funesto humano,
de oscuros hueso
cerca de la luz blanca
cerca de las ramas desechas.
Y luego
te cuento
que todos teníamos un camniar moderado
en sombra.
Pero también te cuento que había gente que olía a tierra
Y por las tardes
recitaba versos de D´Annunzio
casi perfectamente.
Poetas danzando,
en el semicírculo del espacio cósmico,
gente danzando y rompiendo el ritmo
y la pregunta Eterna:
¿Quíén me escucharía en tal soledad de oscura morada
si llamo de súbito tu gesto?

Como he pensado
andando en el tiempo
a través del tiempo
para decirte todo,
mientras caminábamos por Roma con Cátulo,
recitando estos versos
“¡Oh funesto tinieblas del Orco, que devoráis todo lo bello,
el mal sea con nosotros, me habéis separado de tan bellos
gorrión.”
Y así era,
y así fue.
Alguien dirá qué terrible
Pero lo bello es eso: LO TERRIBLE.
Ese caos que confunde
y que es la razón de nuestra vida
de nuestra bella vida.

(Alguien dirá que no teníamos Nada
de
Nada poeta Catulo.

Qué éramos vagos
borrachos,
desesperado por la Nada
que rompíamos violentamente la tranquilidad del Sistema
que rompíamos el juego del amor por Nada
que colgábamos espantapájaros para los amantes.)

Pero, ahora quién podría escucharnos entre gritos de guerra
si somos amenazados por los animales sagaces
cuando nadie comprende o
nadie comprendía entonces
que somos animales deformes
que no estamos amoldados a sus cuerpos
y que no respetamos las reglas sociales
y no queda otra cosa que hacer Poesía
para romper el círculo
de todo los animales funestos
bebiendo fuego
en el candelabro de vino







UNA SOMBRA EXTRAVIADA EN TU SUEÑO


Mientras hablamos
El tiempo envidioso huyó, aprovecha el momento
Y cree lo menos que puedas en lo que vendrá.

HORACIO. Libro I- XI


En tal soledad te escribo desde cualquier sitio
si es posible desde Safo
recitando con ella este verso trágico o lírico
que son como palabras
que trotan desnudas sobre tu cuerpo de utopía
“El espectáculo derrite mi corazón dentro del pecho”
A UNA A,MADA
Grecia siglo VII a. De J.C.
A UNA AMADA EN LA DISTANCIA
SOLEDAD A MEDIA NOCHE A UNA AMADA AUSENTE
Títulos que aprendí de memoria
escuchándola entre playas y peñascos y vientos
amando su voz erecta de menta y brisa felina
interrumpidas por naves de guijarros y por sangres
y por barcos
perfectamente construidos
para destruir a los valientes enanos.
Safo
tú caminabas turbulenta como eterno Elemento
sin dar importancia a las futuras querellas sangrientas.
Pero de pronto
te paraste en la ribera de mis ojos
y repetiste llena de melancolía:
El espectáculo derrite mi corazón dentro del pecho”
Y agregaste luego estas palabras:
“Apenas te veo así un instante, me quedo sin voz
se me traba la lengua.”
y luego, de pronto, vi
la tranquilidad de los peñascos
como la consumación de la distancia de los siglos

y el mar
como todos los animales juntos
varados en silencio.

Pero tú seguiste
Recitando descalza
Con tu boca de flautas y ropaje blanco:
“No ven nada mis ojos y empiezan a zumbarme los oídos”
Y luego, yo
te vi, triste
como una gaviota blanca
húmeda de cuerpo y estampa
y te dije de pronto
arrodillado:
“Amad mi corazón una hora, pero mis huesos todo un día...”
Y tú
repetiste con un grito inescuchable
lo siguiente:
“Todos son iguales en el espejo del Reino”
Y yo
no respondí nada
como una manso animal desorientado
en el cosmos

Así fue Safo.
Yo fui una sombra extraviada en tu sueño
un cuadro rupestre
en el que te inspiraste dormida
como un salvaje en su lecho.






DEL TIEMPO Y VISIONES

Hemos contado los latidos
de la noche
hasta el amanecer.

FELIPE FLORES.


1.- LA NOCHE
Oh, la noche irrefrenable,
denso espacio
cuerpo azotado y devastado en el dedo gris
de una botella gris.

La noche.
Equilibrio Idólatra.
Lugar de batalla funesta.
Crematoria inútil
de nuestro ojo en el silencio
al costado de la miseria,
placer pagano alejado de escombros
como fuego de dunas melancólicas.
Arquitectura calcinada
de crepúsculo y alba.

Los tiempos, eran
tiempos ilustres de fábulas absurdas,
de mitos medievales
hecho miedo en tus ojos
como fuego de papeles inútiles.

2.- VISIONES
así fue,
así tenía que ser
Poeta Turco.

Eran los tiempos
los tiempos funestos
hecho ceniza doméstica.

Los tiempos
hecho tiempo violento.
Era así
un designio absurdo, fatal,
una profecía cubierta de escupitajo
ante de la guerra inexplicable.
Tiempo
en donde las miradas aullaban
en el pedestal de nuestro sueño siniestro;
y luego de allí
zanjas oscuras sombrías de mar
en tu espalda.

Así tenías que ser
me dijeron entre sueños y voces tronantes
de no sé qué años
o tal vez entes del oleaje en el mediterráneo:
“Así tenía que ser...”
me dijeron
entre sueños solemnes de árboles,
y del año que conozco
después que mis huesos reseco
han viajado lejos
sobre lienzos celestiales.

Y yo, sin embargo respondí muy suave
entre espasmos costumbres cotidianas:
“Así tenía que ser...”
convencido por laas dudas mortuorias del parpadeo
y los días hostiles que te traicionan
y te desnudan entre peñascos intactos.

3.- EPÍLOGO.
Así tenía que ser – dijimos –
por los caminos que andamos
y las huellas que dejamos
y las que aún nos consumen cubierta
con la lengua de los que presagian
nuestra muerte inevitable
y prematura al final del designio.









TIEMPO Y VISIONES

Andando el tiempo
los pies crecen y maduran
andando el tiempo
los hombre se miran en los espejos
y no se ven.

EMILIO ADOLFO WESPHALEN

Son los tiempos.
La potestad de envejecer en las lágrimas.

Los tiempos con sus secretas promesas al silencio
imprimiendo penumbras y
desoladas playas en tus ojos de mortal
como de pequeña criatura.

El tiempo
con sus secretas promesas que culminan en una tumba marinas
en el fondo delgado
de tu gesto al quinto día

Al viento y al tiempo bello
a los huesos marinos y bellos varados
en la estación del viento.
A la tierra calcinada de nuestra huella sombría
construida augusta
en el dolo del llanto ajenos

Al polvo eterno que ilumina la noche
con sus cabellos crecidos de miedo,
al cauce del siglo prestado
y a la eterna morada del hombre prosimio
y de su fin inevitable entre alimañas.

También al perfecto misterio que predica
el desaliento al diálogo,
a los que rodena con sus tejidos blanquísimos de fotogramas
y nos acaba y consume sucesivamente
con esa mirada negrísima de misterio
casi perfecto en el abismo.

Misterio perfecto

Casi en el tiempo equitativo.
Origen perfecto, casi perfecto
callado como la nada tangible.

Misterio de un Dios perfecto
con sus voz de pedernal de pantano y espanto.

Tiempo y misterio.

Desaliento improvisto descrito
después en la lluvia torrencial e infinita.

Blasfemia, engendrando sucesivas caídas de voces intactas
de prisa
verticalmente
y las estrellas que callan al final.







PREGUNTAS ETERNAS


¿Qué me detiene a estar aquí sentado
ante estos ángeles de insomnio,
entre estos llantos
que sucumben en avenidas como ríos?

¿Qué me detiene a estar aquí parado
entre estas moradas humildes
de añejas formas
en torno al fuego de los ángeles
que revolotean impávidas de miedo?

¿Qué me detiene a estar aquí caminando
entre ruinas frágiles de aromas ebrios
abandonadas por los dioses?

Y la pregunta eterna
posando desnuda perdida
en el estanque de los sueños
como pálidas historias.

Perdón memoria,
que infortunio son tus días hostiles
inerte reino del desconcierto.

“Que vano es el espacio lleno de nubes.”

y vano el oficio de escribir






BREVE RECUERDO DEL TIEMPO










PALABRAS DE SOLEDAD EN EL TIEMPO

Nuestro fieles y buenos amigos se han marchado
Se los llevó la muerte. Solíamos reunirnos
A cantar y beber en las tabernas. Ebrios,
Una o dos rondas antes que nosotros cayeron.
OMAR KHAYYAM.
A los nobles guerreros:
Valentín Parco López y
Johnny Barbieri.

Así fue
te acuerdas?

Eran los tiempos de viejas memorias
impregnadas de bellos ojos, de bellos labios,
nacarados y húmedos
cuando bebíamos en cántaro de paja eterna
tibios tragos llamado HUARAPO
o cualquier otro néctar del oráculo salinos
en ese orden natural
de las veredas, empapadas de huesos marinos
como fértiles bosques de pino rojo con
vientos de sauces.

Y la pregunta eterna, inmemorial, coronada
carcomiendo tu fósil de milenio.
¿Quién me escucharía en tal soledad de oscura morada
si llamo de súbito tu gesto? Pero te escribo.
Te escribo desde los suburbios de Edén
y te digo que la inteligencia naufraga mártir
en el silencio de los horrorosos ejemplos
como una oscura carne que clama
venganza
desde cualquier palabra de soledad en el tiempo.






CARL SANDBURG EN LIMA


Por Lima
Carl Sandburg agita sueños envejecidos
a las masas
y camina desnudo en su propia sombra
por callejuelas sucias
como retratos de penumbra y antorcha.

La puerta terca
de las tinieblas se cierra
como enfurecido párpado
a la hora del olvido.

Y él sigue caminando
cazando inasequibles estatuas de pisadas
e imágenes rupestres de nuestras vidas
recitando estos versos:
“Yo soy el pueblo, la chusma, la multitud, la masa
sabéis que todas las grandes obras que existen en el mundo
las he hecho yo.”

Pero tú Ahora
ya no estas presente
en este caos Hermoso
que se posa delicado
en el escenario de este movimiento.

Ruina de mis panoramas.







CARL SABÍA QUIÉN ERA QUIEN


Sí Carl
amigo mío, tú
si que nos comprendías
porque a menudo bebías vino en sueño
grabado en oro;
y llorabas de puntilla
sobre mis demonios
en la frontera del mundo.

Carl, viejo,
osamenta de ceniza.
Tú, sabías
quién era quién
en este barco ebrio,
desde donde
aprendíamos a desconfiar del mar funesto
(Tómbola irrefrenable de caminos
y tormentas)


Sabías quién era quien

Sabías quien era Edmundo,
El Pueblo
la semilla entusiasta
el elemento Eterno
el todo pigmento,
la epidemia insurrecta de la sangre
en el párpado ajeno.

Sí, Carl, Tú
sabías quién era quién
El pueblos
El Verbo
Los grandes monumentos,
vestigios formas de soplo inhumanos
y mancha asolada de antiguos pueblos.






ESCRITO EN BASE A UN POEMA DE CARL SANDBURG



Aún así
te sigo escribiendo
desde un café maloliente
oculto
en sueño de historias
de tardes crepusculares
y de insultos lúcidos
que maduran nuestros cuerpos
como reliquias antiguas. O
desde la lenta imagen de un poema Tártaro
que rasga el fuego de tu vestidura
o desde el pueblo,
la multitud de lánguidos osarios
que claman por la vocación del llanto
desde el poema de Carl Sandurg
recitándose en marcha de mortuorias masacres
organizado por los militantes del orden
que predican salmos como pólvoras
en el término del amor.

Te escribo aún así
desde esas dudas universales que deforman
nuestra profecía
como rostros de historias de un país lejano
como sueños de vocación de mareas frenéticas sin aves
en que se asoma y desgasta
nuestra huella rústica de dios vidente.








HISTORIA DE SUEÑOS








INÚTILES INTERROGACIONES


Inútiles interrogaciones
como pesados sueños
rapiñan nuestra sien
rostros
como chimeneas
pudren flores, ríos, cuerpos, piedras, playas, árboles y almas
en este mundo.

Sombras celestes sin bocas
predicen misterios,
la destrucción de las huellas.

Campanas de iglesias
predican danzas sangrientas en tu cuerpo
como anfiteatros de escenas terribles.

Silencio envejecido de oscuras moradas
reverdecen almas turbulentas
como productos del llanto y del odio:
y la vieja soledad de la infancia
con sus formas de labios armónicos
predicen adioses
en la hoguera de la ruina.

Palabras polifónicas sin sentido
van
cayendo
como cuerpos violentos
en la reyerta de los valientes intentos.

Huesos solitarios de la tormenta
moran en las esquinas
como náufragos de cuerpos sin rostro
abrazando en la arena húmeda
del último diluvio.
¿Y luego, qué hacer después de todo?

La esquina de mi morada
esfumándose
como sueños de campanas,
proyectando la estatua del viento
de nuestra armonía
de nuestras muerte prematura
amada
en cada espacio de nuestra memoria.


Las venas se vuelven cauces en tus ojos
como odres gigantes
causando temor a la ceguera.

Espina morada de la noche.
¿Qué cosecharemos
a través del canto?

Me pregunto.







HISTORIA DE SUEÑOS







INÚTILES INTERROGACIONES


Inútiles interrogaciones
como pesados sueños
rapiñan nuestra sien
rostros
como chimeneas
pudren flores, ríos, cuerpos, piedras,. Playas, árboles y almas
en este mundo.

Sombras celestes sin bocas
predicen misterios,
la destrucción de las huellas.

Campanas de iglesias
predicen danzas sangrientas en tu cuerpo
como anfiteatro de escenas terribles.

Silencio envejecido de oscuras moradas
reverdecen almas turbulentas
como producto del llanto y de odio,
y la vieja soledad de la infancia
con sus formas de labios armónicos
predicen adioses
en la hoguera de la ruina.

Palabras polifónicas sin sentido
van
cayendo
como cuerpos violentos
en la reyerta de los valientes intentos.

Huesos solitarios de la tormenta
moran en las esquinas
como náufragos de cuerpos sin rostro
abrazando en la arena húmeda
del último diluvio.
¿Y luego, que hacer después de todo?

La esquina de mi morada
esfumándose
como sueños de campanas,
proyectando la estatua del viento
de nuestra armonía
de nuestra muerte prematura
amada
en cada espacios de nuestra memoria.






RUINAS Y VOCES (Hiroshima Mon amour)

He decidido
escribir de esta manera eterno elemento
y nadie lo sabrá
lo juro.
Alrededor de tus ojos
naufragan ruinas en lágrimas.
Nada más
Amor me solo, Nada más.
Palabras vertidas al final del silencio.

Y era una
y varias imágenes sin piedad
moldeando el llanto,
amor me solo.
Y eran todas iguales.

Sombras quietas
exhibidas en el parpadeo ajeno.
(Pájaros intocables de acero
alejándose en desorden
después de la desolación)

Lluvia de pieles incoloras
cayendo como lienzo fuego.

Y era una sola
y varias como pétalos de pieles humanas.
Y era una sola,
y ahí estaba como voces oliendo a ceniza
A óleos innúmeros.
Y tú te quedabas gimiendo
en el largo crepúsculo
de la locura y de la tormenta.

Sin embargo, era una sola
y varias muertes
amor me solo.
Ruido devorando motores dolores
cubiertos de sangre
de escupitajo,
máquina de llantos inconfesables
regado en la memoria trágica.

En los alrededores de tus ojos
naufragaban ruinas desolación
como crepúsculo al final del día.

Y nada más amor me solo
comienzo del dolor y frío.
Silencio encallado
sobre nuestra frente
y otras que comienzan a conocer
nuestro dolor en la caída de tus cenizas;
y yo que vuelvo a reconocer los muros,
los muros que quedaron solos
destruidos
como una perfecta playa.

Arena humana
oh arena de sangre y fuego,
te devuelvo mi vida
la palabra
y al mismo tiempo
invoco
a borrar estas lágrimas
que se deslizan de ojo en ojo
como huayco por el mundo.

En el mudo lugar,
ahora, el silencio hace burbujas
como labio de espanto, y
el cuchillo lagrimea sangre
sobre la esfinge del amor
y el fuego lava tu boca
de pecados, en la víspera
de las ejecuciones eternas.








POR LA IDENTIDAD DE LAS IMÁGENES: UN CASO DE RARA ILUMINACIÓN

La poesía de Leoncio Luque es un caso de rara iluminación, la demostración de que en tiempos aciagos es posible, aún, buscar la luz. Pero su fulgor no tiene que ver en absoluto con la ordinaria claridad; eso, para el poeta, hubiese sido un acto de facilismo que n o va de acuerdo con su particular manera de entender la poesía. Luque, para romper el conjuro de las tinieblas, usa un diamante faceteado cuando a otros sólo se les ocurre utilizar el monóculo de los menesterosos. Y es por eso ello que su poesía despide insistentes destellos de figuras y metáforas en todas direcciones, construyendo un paraíso casi barroco, una catedral de suntuosidad gótica, de una sorprendentes y bella lucidez.
Personalmente, puedo dar fe de la persistencia de Luque en esta rara cacería verbal, de su emoción para acceder a la Palabra. Como lector sólo me queda atender al llamado de sus imágenes a la identidad de esa música que se oye en cada una de las páginas de este libro que sin dudar, recomiendo.

ENRIQUE SANCHEZ HERNANIhttp://cronicaskaterbianas.blogspot.com/2011/01/por-la-identidad-de-las-imagenes-un.html

EN LAS GRIETAS DE TU ESPALDA - 2001





A Guillermo y a Martín, nuevamente.


De una soledad que sólo yo entiendo

Johnny Barbieri





MARTÍN, MARTÍN


¿Sólo esto, para la ventana?
Martín, Martín
¿sólo esto, cubriendo la noche,
con grandes brazadas de mástiles
tu partida?

¿Dónde tanta luz y cielo
escondiendo la mañana
a las estrellas?

¿Por qué el paisaje detenido?
¿Cuántas veces el silencio?
¿cuánto el tiempo, tu cuerpo
Oculto en el horizonte?

¿Por qué tanto sol
Amaneciendo en tu espalda?
Martín, Martín.

¿Por qué tantos recuerdos
Si no fue posible despedirnos?






QUÉ DE NOCHES HABRÁ EN TUS OJOS


¿Qué de noche habrá en tus ojos?
Martín, Martín
¿ O es eterno el tiempo
como las horas como los días?
¿O es castigo propio de uno,
lo que nos sucede?

El tiempo como la quietud,
Sangran las rodillas en el suelo,
¿Qué, no entendemos de la eternidad?

¿Y tus ojos envejecidos?

¿O es simplemente el tiempo
caminando y
la derrota posando para los días?
¿Y por ello, todo esto?

¿Dónde estás los días de gloria?
Y ahora tú, desplomado en una
Pared, ¿dónde estás hoy?
¿Y el álamo en tu hombro?
¿Y tú madre y tus hijos y la
gente que clamaba tu nombre y
ese volcán, cada vez más alto,
cada vez más cerca?
¿Quiénes están alrededor de todo
esto, sentado,
entre pastizales sobre
ríos?
¿Cuál es el nombre de guerrero
que adoptaste ahora
y te acercas en mis sueños?

Martín, Martín.







QUE DE LA INVITACIÓN


¿Qué de los pájaros agoreros
bajo la mirada de los hombres?
¿qué de la bóveda perfecta, la aldea
Y el paisaje donde viviste?
¿qué de la invitación que te llega
para que conozcas tu tierra
marchando al caos?

Ya termina la fiesta, poco o bien.
Todo en honor al gigante
En alambique de un alcohol,
Los hombres montados
Sobre enormes ubres lloran.
Hoy es carnaval en el sur,
Y cambia el temporal.
¿Y crees que el mar
y los hombres, cambien ahora
aquí en la tierra?

¿ Y ahora quienes conocen el lugar
en que la tierra y el cielo
se confunden?

Hoy,
Los nombres de tu recuerdo,
Han venido.

Los astrólogos también,

Y todo los hombres del sur,
Te saludan.








LA FIRME BÓVEDA DEL CIELO


Y profana sabiduría de los
hombre
y la firme bóveda del cielo,
y el gigante que en tu espalda
sostiene al mundo
y las mujeres que con su piel
de culebra cambian,
y los escorpiones que habitan
más allá de la tierra?

¿Allá, no hay
una fogata que desgaste el alma,
y atraiga nuestras miradas?

¿Y las grandes olas que son devoradas por el sol?
¿Y los marineros que creen
que más allá
lloran los cachalotes?
¿Y todo esto?
¿Qué?

¿Acaso no lo sabías?
Martín.






LA LLUVIA SE DETIENE


Para que todo esto
Termine
Voraz y lenta
Sólo, hay que dar un paso firme.

Una mantarraya se zambulle
En el cielo
Sobrevolando al mar.

Un león con una zancada trepa
A cima del monte.

La lluvia se detiene
Dibujando el cielo y
Desde el destierro
Se puede ver los pájaros
Que camina
Mareados.







INFINITOS CIELOS


Por qué bajo infinitos cielos
Otras bestias
Reciben un mismo castigo,
Otros caminos,
Otros ríos,
¿Acaso los hombres
no pueden ver más que
ésta bóveda
con los mismos problemas?

¿Acaso es incomprensible
las palabras, de cortas raíces,
que sólo descubren un ser
maltrecho
Un objeto,
Un fuego mal encendido,
Asomando su cabeza como
Un gran animal?

Abajo,
Más allá de todo esto
¿Qué nos observa?








LUCHA ENTRE DIOSES


Cómo una jarra de vino que pesa tanto
Como la mirada que sólo guarda la
Imagen;
Como la duda, el miedo
La tregua que queda en el aires,.
Como la lucha entre dioses que es falso,
Igual a la magia.

Y entiendo, que esto se trata
de simples detalles,
y comprendo el desperdicio, el odio
la mirada
que puede herir la figura
que se dibuja en el cielo y
Hace llover cenizas por sí sólo.
Y el viento es mentiroso
con sus nubarrones;
cada árbol parece pequeño
en la polea con la montaña;
cada cuervo parece brujo y águila.

Los pájaros mueren acribillados
Por monos sobre la madera:
Los nidos y el cielo de otras miradas
Pretenden proteger el círculo vicioso;
La mirada del cuervo
Vigila en una de sus copas;
Las águilas palmean un nuevo tiempos
Hasta llegar as la cumbre del cielo
Donde se elevan los cipreses.



GRIETAS


Se adivina la eminencia del miedo
En el pico más alto.

La cría de un pájaro
Es un insulto a la naturaleza,
El insulto esta más cerca
En la queja
Que se repite cada día,
Y pesa tanto
La bóveda en tu espalda,
con esta nueva presa
que viene del mar,

y pesa tanto el aire como
el aleteo del mar.

Y, es imposible fabricar los nidos
en estos lugares
Que aprovechan los pájaros,
Para detener el vuelo
En las grietas de tu espalda.






EL SOL DUERME


Gigante con temor de pájaro eres
Martín,
Devoraste la ventana del mañana
En tu mirada.
Esas palomas del sur
Llegan, y se anidan en la falda
de la campana.

La tierra se interrumpe
En sus bosques
Mientras el sol duerme y
Despierta a los veleros.

No permitas el sielcnio,
Y verás
Dibujar una mujer
Que cae sobre tu hombro
Suavemente,
Y no seguirás caminando
Escondido como nave fantasma,
Como ahora,

Que no te oigo.






TEMPESTAD DE UNA OLA


Qué es el sueño para soñar
Simplemente el cerrar los ojos
Sobre un mar que se defiende
Con la tempestad de una ola.
Sólo el gigante
Que abre sus ojos,
Y toda la tierra se parece
Despertar entre el polvo
Que levanta el hombre

La espiga del trigo
Se agita
En redimir la vida.
La proximidad de la tormenta
Sobre el cielo se desata
En un horizonte.

Se acercan los pájaros
Que desaparecen asustado y
Todo está quieto, en el
Día perfecto.
Los hombres creen que quizá
Éste sea el último día,
El sol refleja en la arena,
En los tejados, y
Los pájaros, están devorando
la mañana a prisa.






PIEL ESPUMA


Esto fue todo,
Ella vestía piel espuma;

La mujer que la amaba
Preguntó:
¿Por qué, los mamíferos borrachos,
preguntan por cada vaso?
¿Por qué, la luna en escalera?
¿Acaso hay fardos de algas
sobre la playa
que descansan para ti?
¿Acaso las nubes, son cosechas de lluvias
derramadas sobre las mies?

Una marea de ron,
Entre las piernas exhalan
Los hombres,
En la tormenta del sur.
¿Qué de los barcos náufragos
que se ocultan de los peces
y amenazan a las quillas
y son vientos en las olas?
Hoy la luna desmayada
despierta a los albatros
por encima de una mujer
que en el sur
esperan.








LA RAZA DEL ÁROBOL


A dentelladas frágiles
Y lentas
Se apagan los gritos de un Dios
Que se hunde en sus raíces.

La raza del árbol
Y el hombre acorazado va
Dentado,
La certeza del hombre en su
Laberinto se aclara.

La raza del árbol
Alcanzará
A mucha altura
A los sueños.

Y lo que podría suceder, es
Que una semilla sumergida
Llorara de todas estas
Desgracias
En las nubes.









DETRÁS DEL MARCO


La ira vasta
De los dioses,

La paz humillada,

La inquietud de su pasivo
Combate.

Ya no
Puede descifrar
El secreto del álamo;
Sólo se ve
Reposar el mar y
Y una mujer que se dispone
En manteles
Para la cena.

Detrás del marco
Una casa
Se construye.








BOSQUE EN UNA MADRIGUERA


Un enemigo siempre existe
en una aldea,
en un bosque
en una madriguera,
sobre todo, en tu cuerpo recostados
sobre la montaña,
oculta en un sol devorador
de pájaros.

El álamo crece
Sobre tus hombros
De volcán
Que estalla
Y toda luz es conciencia
Detrás de la ventana.

Y sobre los puentes
Ye en tu casa,
Están los labradores
Abajo, anidando la luna.

Y los halcones solitarios
En las manos descansan
Sosteniendo
La bóveda del mundo.







OJO INCENDIADO


Detrás de la mirada
El mundo está escondido
Sin saber si
Está de rodilla;

Y no se puede ver el mundo,

Tengo el miedo de las esquinas.

El vapor del miedo
Se derrama en el acantilado tuyo,
Cuando respiro.

Es de
Reojo
La muerte
Que se acerca
Cada día mintiendo
En cada minuto
En cada respiro,

En la Tierra.







LA TIERRA


Es un grito
Se purifica
La noche


La tierra
Se esfuma
Después.










OCEANO OPACO


Y los hombres
Más valientes lloran,
Mientras los niños sólo
Van al cielo.

Nadie entiende a las campanas
¿Por qué se alarman todos?
Nadie sabe ahora,
El nombre
De los pájaros,
El mar ha devorado, y
Está enfermo el gigante,

El miedo se derrama
Con serenidad
En el océano,
Los hombres van
A arrepentirse.

La tarde se incinera,
La noche se calma
S I E M P R E.







SOLEMNE CAÏDA


La parca hablaba con el gigante
“Todo es irremediable, todos
sabía que iban a morir”
leer algunos libros
le hubiera gustado
antes de los sucesos.

El hombre ve como la casa arde
Y todo, está mal en peor;
Las mujeres están mal siempre
Desde siempre.
Y los hombres
Más allá de las montañas sueñan
Con el fuego
Y delante de ellos
Otros hablan;

Hace mucho tiempo
Y sobre todo, los días
En que esto sucedía a menudo,
Es están conversando sobre
el tiempo;

admirando, si todo
está en la playa, perdido
como en un naufragio.





TU NOMBRE MARTIN


El día en que te cubrían
las cenizas
La muerte grabó en la roca
Tu nombre, Martín,

Ignorando todo:
La casa con tus hijos,
La madre con tus hermanas,
Los días con sus mañanas
Y la gente durmiendo en la playa,

Y la mañana, la tarde, la noche,
Y algunos perros creyéndose
en fin,
Dueños de todo
De la casa y de la aldea.

Y de la casa
Sólo queda,

La tierra que es de noche y
Los recuerdos que hieren,
Todo y
nada.







MANEJO DE LA ESPADA


Un honor mata a otro honor.

En la guerra,
de nada vale
esto.

Si hubieras aprendido
El útil manejo de la espada
Estaría vivo.

La luz que estalla
Es aguaviento
De roca y fuego
Que se esparce.

El volcán ya no temería,
Pero
Estás muerto
Martín
En copones
De flores artificiales
Cada fecha
en cada oración.








EL SILENCIO A LA ESPALDA


Los dioses amorales
Detrás de la ventana
En el frío
Van sobrevolando
Por la montaña.

La ciudad de Lima
Es instinto de vicio y
Es de todos los ríos
Que se juntan bajo
El silencio,
Dejando su mirada.

¿De quiénes, eran estos dioees?

Los camaleones de lomo negro
Se distinguen de los hombres
Por la ciudad; y
La ciudad
Ya no recuerda
A su espada,
Al monte, los ríos
La lluvia, las cascadas,
Detrás de ti
Avanzan.





CARÁCTER INMORTAL


Has visto tierra y mar
Por sobre las nubes,
Agitando los brazos
Desde la barca.
Ahora todos los hombres
No son gigantes y
Los barcos confunden y
Ya nadie los recuerdan.
Las cenizas van cubriéndolas.

El paisaje es distinto.

El carácter inmortal de su suerte
Se define,
Bajo la bóveda del cielo
En cada oración;

Y qué decir,

Desde un monte
Observo las estrellas,
Desde donde puedo perdonar
A los hombres, siempre.







MI CUERPO


Así es una piedra
La piedra
Ya se sabe muerta.

Siento que la muerte
Ha sido
Justo conmigo.

Siento
Ya notorio la espera,
Anhelo
La bruma la mañana
la calma;

Así, es como los hombres
Podrían reconocer
Mi cuerpo.