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"Igual que extensión de tu cuerpo" de Leoncio Luque |
Arco iris
I Centro giratorio abolido por el tiempo
II Parcela morada de mis ancestros
III Sagrada e inerte que renace para nombrar los perfiles
IV Del alma aimara
V Parcelas intocadas que colindan al principio del mundo andino
VI El mundo es una hermandad de origen oculto
VII Que construí con Mariano y Benito, amigos de la misericordia.
VIII A quienes conozco
IX Desde hace mucho tiempo
X Acariciando el viento, la paz de los astros que acaricia su rostro
XI Nos conocimos jugando por estos cerros azules y verdosos
XII A no perdernos en la soledad de la lluvia perpetua
XIII Que mojaba nuestras vidas
XIV Entre eucaliptos y vizcachas agoreros
XV Que luego han ido desapareciendo
XVI Con relámpagos deslumbrantes que conformaban
XVII Nuestra edad de viento inmaduro
XVIII Y arco iris como bandera que nos saluda
XIX Que nos vigilan antes de sucumbir en nuestra lengua
XX Y a quienes consideramos: Amigos
XXI En resistir los males de cada día.
Jilatas y kullakas
I Por la izquierda tendido
II Espero mis pasos de soledad
III Esos dominios de abismos
IV De sentidos ajenos que reclamo
V Entre travesías de caminos truncos
VI Colindo con Mariano, aquel huraño amigo
VII Huyendo de su muerte
VIII Con el mismo aguafiestas de siempre
IX A quien aguanté sus reclamos de indiferencia.
X Zalamero y de apariencias clamores
XI De ideas huecas
XII Conforma mi amistad y generación.
XIII Hermanos y hermanas
XIV Este es el lugar donde alguna vez
XV Nos hemos escondido rumoreando
XVI Entre jilatas y kullakas
XVII Para hurtar el tiempo, el tiempo sombra
XVIII Sin darnos cuenta
XIX Que el tiempo nos robaba la vida
XX Y que moríamos de a poco
XXI Sin ningún alivio que esta soledad de fantasmas
XXII Desesperándonos los sentidos.
Wara - wara
I Juphachaca Kuchu rincón de consolación, semilla de paga al diablo
II Otro utjaña, (2) un lugar de descanso discreto
III De navío calmo y palabra avivada en el alma
IV Construido entre piedra segura
V Y aplausos del wara-wara
VI En medio de la oscuridad hosca
VII Y rayo cósmico
VIII Por mis padres erigidos
IX Cuando jóvenes
X Con una despensa de víveres para el mundo,
XI Preñada de muchos alimentos: charquis, ollucos….
XII Para repartirse en sequía trazada por el sol
XIII Y no morirse de hambre
XIV Cuando el juyphiquema lo sembrado con alegría
XV Calamidad que nos mantiene despierto
XVI Para cuidar nuestra parcela.
Bastante
PAJA MUERTA
I Paja muerta. Cocina forrada. Silencio extinta.
II Paja victimada
III Traída de alturas. Nocturno súbito silencio
IV Del Achachi chaka cerro viejo, sagrado que duerme.
V Cerro negro negrísimo Que nos mira desde lejos
VI Iluminado con sus rayos
VII Nos advierte Donde se inicia el grito gutural de la lluvia
VIII De la buena lluvia de esperanza
IX Y la tormenta de exhortación.
X Yo no sé nada. Cantar de rana.
XI Este utjaña, un lugar de descanso, ausencia e insomnio
XII Un patio amplio de itapillus, de incruento dolor
XIII De perfume verde y paloma agitada
XIV Con una qallucha de lluvia garabato y tormenta
XV Donde hemos jugado cada luna
XVI En profusas insubordinaciones de palabras
XVII Con mi hermano Carlos imberbe del puro no
XVIII A ser astrólogos delirante no más nada
XIX Amautas nonato
XX Haravicus de campo ilimitado para repetir
XXI El puro no, repitiendo en cada palabra
XXII La sabiduría de un cielo encauzado
XXIII Con todos mis jilatas o hermanos amando la eternidad
XXIV O de mis kullakas hermanas amando la eternidad
XXV Que ya se fueron encauzando en una amistad de colores
XXVI Antes que yo
XXVII Vaticinando
XXVIII Los tiempos finales dormidos en escrituras antiguas
XXIX Escuchando los ecos embestidos sobre el campo
XXX A través de la lluvia símbolo de vida
XXXI Escribiendo al alax-pacha
XXXII Testimonio de mil historias, de confines inútilmente
XXXIII De cuantos días, nadie rebaja la tristeza
XXXIV Cuando fuimos felices en ironía
XXXV O en el parpadeo del tiempo que se hizo dueño
XXXVI De nuestra dura vida.
Pilpinto
I Aquí se encuentra la penumbra hueca
II El báculo indeciso de la historia, también
III El sol que sale para todos
IV Desenvolvamos ese juego infinito
V Un corral de piedra armada oblicuo
VI De cosas pasadas de pequeñas nostalgias
VII Un qala uyo floreciendo entre sonrisas
VIII Un corral de piedras anfiteatro de nuestras locuras
IX Corral de elogio encarnizado insomnio
X Lleno de balidos agonías
XI Que nos señalan y
XII Apunta la llegada
XIII De cada mañana, navegante que acecha
XIV Con su vastedad donde la hierba se yergue
XV Bajo los pies de barro tardo
XVI Que nos llena la vida de huellas de luces
XVII Como jardines lleno de luciérnagas
XVIII O de coloridos pilpintos.
XIX Llenando el labrantío de hierbas húmedas
XX Como pasto que repite su historia lleno de mariposas.
Wakawaka
Por el extremo del silencio camino ahora
- No te preocupes hoy -
I Mi vida colinda en secretas cosas no reveladas
II Con propiedades de Francisco y Pablo, otra vez,
III Ya trazada con paredes nocturnas
IV Con Casimiro y Antonio, de enrevesados sentimientos
V Terremoto que desbordan lamentos
VI Cuando se agrupan paralizan la comunicación en juergas de alcohol
VII Y provocan dulces fantasmas que nos visitan
VIII Bailando el carnaval de Arapa y el Wakawaka
IX Que parece mover al mundo con su cintura
X Y las polleras levantando
XI Al viento.
Urpi blanca
Dibujo una carta escrita al viento
- A la mujer sentada -
I Al rojo viento del cerro colorado
II Y la cosecha ardiendo más allá de mis ojos
III Donde conservo la lluvia ancestral en la mitad del día
IV Todo sigue igual con la mirada abierta
V Por la derecha
VI Por la izquierda
VII Con Matías, el de ojo cargado por el extenso cielo
VIII El que no tiene sabiduría de sí ni de otro
IX De ninguno de lo que habla
X Con él no me llevo bien
XI Pero conversamos de injurias
XII A pesar de no ser extraño para mi
XIII Inflamo su nombre en mi memoria.
XIV Con Francisco
XV Colindo con paisajes que desborda el cielo
XVI Él con su tiempo vacío, es el mismo, como
XVII El de arriba mencionado
XVIII Que cuando está solo
XIX Sin sus hermanos
XX Es una mansa urpi paloma blanca
XXI De gestos nobles
XXII Y mendigo de amor.
Semilla de papa
I Colle Cucho Uyo es un rincón de aire
II Una heredad de mucho fruto y memoria
III Donde me espera la sombra perfecta de la mañana
IV Que para el sembrío
V Es suficiente con su lluvia al atardecer.
VI La semilla de media carga de papa
VII Es suficiente para soñar
VIII Golpea nuestra pena cada año y
IX Nos saca de aprieto
X Sobre todo en la sequía.
XI Hay ausencia de ojos de lluvia en el cielo
XII Solo ojos de rayo inflaman la tierra
XIII Más la lluvia no llega.
XIV Todo es igual como si el viento no tocará nada.
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Leoncio Luque y Johnny Barbieri |