
Escribe: Boris Espezúa Salmón.
Del libro “Crónicas de Narciso” que es la última entrega personal que nos hace llegar Leoncio Luque, reafirma una poesía de desarraigo, de una imprecación urgente por los cambios, del desconcierto que se vive en la urbe, que contrasta la propia identidad de personas como Leoncio expuestas a permanentes conflictos culturales y existenciales, dada su sensibilidad humana y provinciana, no ofrece concesiones a la alienación. Tenemos versos como: “Aquí somos dos entre varios colgados del cielo/ luchando en el abismo.”(…) De nada sirve estremecernos y levantar las manos/ la imagen del mundo con su metafísica conciencia nos mece en alabanzas de confusión. (…) El latido moldea nuestro llanto y nos persigue/ por los años que nos falta vivir en el desarraigo”. De nada sirve vivir sino hemos tenido tiempo/ para reconocer nuestro pozo interior/ que se extiende/ como máquina de guerra, nuestra imagen duerme en un charco de sangre/ y refleja nuestra muerte”. Estos versos son una clara muestra de que poco estímulo puede haber en una persona que se vé envuelta en violencia, en adversidades bruscas y donde la muerte es una presencia cercana que descolorea el cielo gris de Lima. Los afectos entumecidos, las miradas ausentes, y el tedio que hace su festín. El poeta es un ácido critico del escenario de deshumanización, competencia y lucha que es la sobrevivencia en Lima, es otra voz del migrante, de aquél que no se desarraiga, y contrariamente fortalece su identidad, es una voz que busca no ser asediado por el desconsuelo ni la agonía, y para ello el poeta se aferra en la familia en su labor de educador, en el desafío cotidiano que como peruano debe librar día a día para asirse resistentemente en su pasado, en sus imágenes detenidas en su memoria que lo salvan de un mundo, que lo emplaza seguir escribiendo como una forma de combatir los problemas. No se crea que el poeta sólo tiene poemas en el escenario limeño, también hay poemas que aluden al ambiente sureño, como “Sequía en Puno” donde se respira puneñidad con los poros abiertos a su ethos existencial del autor. En otros poemas como “Ciudad en Llamas” Leoncio Luque sigue describiendo una ciudad que evapora sus propios miedos y espantos: “La calle silba sonidos dispersos que encierran en huellas hostiles que te condenan al desastre/ Las palabras espejos de conciencia logran asir imágenes para no perder la vida/ Aquí somos naúfragos cruzando el mar/ somos vapor ionizado de sombras, alcanzado la calle en fragmentos, caminos curvos que se alejan/ el soles un fantasma de la noche que muere al final de nuestros días” La poesía social, es una vertiente en el quehacer poético en el Perú que es inevitable abordarlo, principalmente quienes como Leoncio Luque al estar formados en educación entienden que la sociedad es la verdadera fuente de la forja de una persona, y por otro lado el lugar que tiene el poeta debe ser también de ser no sólo testigo de su tiempo como lo señalaba Neruda, sino protagonista, es decir que su lucha es también una lucha por la humanidad, por hacer del referente de la realidad un espacio donde pueda ser coherente hacer poesía, y esa poesía hacerla vivible que para poetas como Alejandro Romualdo, Efraín Miranda o César Vallejo debería ser una creación de conciencia moral, una invitación a reinventar una nueva humanización en base a las bases mínimas de convivencia en valores, de respeto al prójimo, y de tolerancia e interculturalidad entre peruanos. Por ello, es que ante este escenario que no ha cambiado en las últimas décadas se dieron grupos como Hora Zero, como Kloaca, que eran cuestionamientos al sistema, al centralismo hegemónico que colisiona con la heterogeneidad y formas alternas de plantear una genuina literatura peruana.
La antología “Persistencia Vital” que muestra los trabajos poéticos del grupo Noble Katerba, nos revela poesía de Armando Agüero, Raquel Alvarez, Johnny Barbieri, Manuel Cadenas, Roxana Crisólogo, Leoncio Luque, Gonzalo Málaga, Pedro Perales, e Iván Segura, es un collage de versos que en su presentación se señala que:” Reúne trabajos de hace 20 años como también trabajos recientes, y que el grupo se preocupó por evadir las ilusiones y falsedades que la generación traía consigo: La generalización indiferenciada, la ideologización, la futilidad del lenguaje, el estridentismo, la figuración, el mesianismo, los gestos retóricos, Etc, aludiendo a Octavio Paz que reclamaba la necesidad de que cada generación debía crear su propio lenguaje, por lo que la apuesta es por algo más racional, enfrentando a la literatura en forma más consecuente” Algunos de los poetas reunidos en esta antología, coinciden en su postura crítica de la urbe al igual que Leoncio Luque, Roxana Crisólogo tiene un poema destacable dedicado a Víctor Humareda, leemos: “Sobre tu cielo achorado/ díme que cuadros nos dará la razón/ qué tipo de precio tiene éste suelo frío acobardado/ En la ciudad postrada suelo abordar el pasaje que no lleva a ningún lado, /tocando la luna de los espejos rotos de las bisagras enmarañadas/ de las copas con ojos vacíos. Sólo para alcanzarlos me apresuro” Por lo pronto podemos decir que nos complace que Leoncio Luque esté escribiendo con mayor intensidad y compromiso, y que el grupo Noble Katerba, pueda engrosar las acciones que desde Lima o desde las Provincias, se trata de mostrar un país diverso, rico en producción literaria y calidad y siendo fieles a si mismos, y que se pueda romper ese cánon por el cuál se crea una mente tubular de creer que sólo de modo hegemónico es posible la literatura en el Perú, cuando su riqueza está en la heterogeneidad y el pluralismo.